He de confesar que me da cierta pena ver esta montaña mordida y revolcada por todos lados por excavadoras para extraer su preciado tesoro: picón rojo y negro. Pero por otra parte he de admitir que de no ser por eso no presentaría esas formas y cortes dramáticos ni nos descubriría ese rojo intenso que guarda en su interior. También consecuencia de ello hace que su forma vaya cambiando cada cierto tiempo y quien sabe, algún día acabará desapareciendo.
He ido dos veces; la primera vez subí de forma poco ortodoxa, casi a cuatro patas por una de sus laderas saltando de terraza en terraza (las que hacen las máquinas, claro) y un viento infernal apenas dejó que llegara a su cumbre. Pero hace unos días (noviembre-16) no solo subí por donde corresponde sino que además el viento nos dejó estar más ratito sobre ella.
Asi se ve desde el Pico de la Aceituna.
Y así estando a sus pies.
Se encuentra como su propio nombre indica en Maciot, municipio de Yaiza y su punto más alto mide 355 metros.
Su cara frontal muestra cortados y formas curiosas esculpidas por las excavadoras y la erosión natural.
Comenzamos dando un rodeo a la montaña hasta su parte trasera desde donde el ascenso es mucho más cómodo llevándonos directamente a la caldera.
Una vez arriba vemos Janubio, Las Breñas, Playa Blanca.
Volvemos hacia atrás y nos adentramos por una de las terrazas excavadas a mitad de la montaña. Aquí se unen la gama de colores negro y rojo.
De nuevo toca volver a desandar lo andado para buscar un lugar por donde bajar cerrando el círculo. Esta montaña es lo más parecido a un laberinto que me he encontrado.